La mayoría de nosotros tiene la tendencia, en un momento u otro, a considerar que todos aquellos que nos rodean son amigos nuestros. Creemos que toda persona que se mantiene un cierto periodo de tiempo en nuestro círculo pertenece a ese club que debería ser selecto.
Nada más lejos de la realidad. Pero para comenzar, puntualicemos: con que no sean nuestros amigos no quiere decir que sean nocivos para nosotros. Simplemente, no debemos etiquetar a cualquiera con un título tan importante como "amigo".
Los más extremistas pueden llegar a pensar que aquel que no es mi amigo, es mi enemigo. En muchas ocasiones acertarán, pero no siempre, ni mucho menos.
Eliminando de la lista a los evidentes, aquellos que son malos para nosotros, nos queda aún un sinfín de perfiles de personas que nos rodean. Por un lado, tendrás a toda esa masa de gente que conoces, principalmente del trabajo o las clases. La mayoría de ellos pasarán de largo por tu vida, serán "colegas" por una temporada, mientras mantengas una relación diaria con ellos. Pero, desgraciadamente, en cuanto pierdas el contacto con ellos la relación, en la mayoría de las ocasiones, terminará irremediablemente. Pasará una época de "a ver si nos vemos", "te llamo un día de estos", "me he acordado mucho de ti pero al final olvido llamarte" y demás frases que, generación tras generación, seguimos repitiendo aun a sabiendas de que lo más seguro es que no vuelvas a verle la cara a ese antiguo compañero.
Otra categoría es, sin duda, aquella persona que, durante un breve espacio de tiempo, parece que se convertirá en uno de tus mejores amigos, pero que después de sacar el provecho que quería de la relación, desaparece de tu vida. El típico compañero de clase que sólo se acordó de ti cuando necesitó los apuntes, la compañera de trabajo que empieza a hablarte para pedirte que le cambies el turno, o el vecino que no ves nunca y de repente empieza a invitarte a casa para terminar pidiéndote que la cuides cuando se vaya de vacaciones, serían algunos ejemplos.
También en internet puedes encontrar "amigos temporales". Puede que un día conozcas en un chat a una persona increíble con la que tienes mucho en común. En algunas ocasiones, tras unos meses de chateo sin cesar, la relación, sin ningún motivo aparente, empieza a enfriarse, para terminar por perderse del todo.
Sin embargo, hay un grupo, pequeño, muy reducido pero imprescindible de gente a la que sí debes llamar amigos. Son esos que están los primeros para celebrar tus triunfos, pero que están a tu lado aun más rápido en los malos momentos. Son amigos los que, con sólo escuchar tu voz, saben si te va bien o no. Se lo piensan mil veces antes de pedirte un favor, aun sabiendo que estás dispuesto a hacer lo que haga falta, pero discuten contigo hasta la muerte para convencerte y que dejes que te ayude en eso que necesitas.
Yo tengo la suerte de tener algunos verdaderos amigos. Algunos llevan casi toda mi vida a mi lado, otros se incorporaron más tarde, pero todos me han ayudado a ser como soy, a ser mejor persona y a confiar en que siempre hay alguien a tu lado. Por eso doy gracias, porque no hay mayor riqueza que tener la certeza de contar con buenos amigos. Desde aquí les doy las gracias por cada momento.
Gracias.